¿Alguna vez te has preguntado por qué hacen ruido las articulaciones? Ese conocido sonido al que llamamos “crujido”. Lo primero es identificar la causa. No todos esos “chasquidos” tienen el mismo origen, ni reciben el mismo nombre. Por ejemplo, si alguna vez te han crujido las rodillas al agacharte o las muñecas al moverlas, puede ser por un sonido llamado crepitación. Indica que la superficie del cartílago articular se está desgastando y puede ser indicativo de artrosis.
No es el sonido articular del que vamos a hablar hoy. Este artículo se centra en otro ruido articular que puede producirse ante los ajustes de tu quiropráctico: la cavitación.
¿Qué es la cavitación articular?
Las articulaciones se encuentran protegidas en su interior por el líquido sinovial, que se encarga de lubricarlas y amortigua los extremos de los huesos, reduciendo la fricción cuando las articulaciones se mueven.
Este líquido contiene nitrógeno y dióxido de carbono. Al ejercer presión o realizar estiramientos sobre una articulación, algo normal durante el ajuste quiropráctico, se dilata el espacio entre los huesos, aumenta el volumen de la cápsula sinovial y estos gases salen de la articulación en forma de burbujas con ese sonido característico popularmente conocido como crujido o chasquido y que, técnicamente, se llama cavitación articular.
Se trata de un ruido fisiológico absolutamente normal que no es en ningún caso indicativo de la presencia de un síntoma o patología. Ese sonido de crujido es característico del tratamiento manipulativo vertebral (tanto con la osteopatía como con la quiropráctica).
Según uno de los primeros artículos publicados sobre cavitación articular en el año 1990, la fuerza y la energía requeridas para que se dé el proceso de cavitación articular depende de varios parámetros:
- Rigidez de la articulación
- Rigidez del paciente
- Elasticidad de la articulación
- Elasticidad del paciente
- Proporción de energía que impacte en la articulación
- Distracción crítica de la articulación en la que se produce la cavitación
Estos factores a su vez dependen del profesional quiropráctico, el propio paciente y el proceso de ajuste en sí mismo.
¿Pueden estos crujidos articulares acarrear problemas de articulaciones a largo plazo?
La respuesta es no. En 1998 Donald L. Ungle publicó los resultados de un estudio que llevó a cabo. Durante 50 años, hizo crujir a diario los nudillos de su mano izquierda, y no de la derecha. Un cálculo aproximado estimó que las articulaciones de su mano izquierda crujieron al menos 36.500 veces durante ese tiempo. Pasados esos años, comparó la presencia de artritis en ambas manos. El resultado fue que no halló ningún signo de artritis en ninguna mano.
La conclusión que extrajo es que crujir los nudillos no tiene, a largo plazo, ningún peligro para la salud de las articulaciones. Lo cual es extrapolable a los sonidos tipo chasquidos que se producen durante su ajuste habitual con su quiropráctico.
No obstante, si tienes alguna duda más, puedes venir a Quiropráctica Sevilla. Te informaremos de todo.
Referencias:
- Maigne JY & Vautravers P. Mechanism of action of spinal manipulative therapy. Osteopatía científica. 2011;6(2):61-66.
- Haas M. The physics of spinal manipulation. Part IV. A theoretical consideration of the physician impact force and energy requirements needed to produce synovial joint cavitation. J Manipulative Physiol Ther. 1990 Sep;13(7):378-83.
- Unger DL. Does knuckle cracking lead to arthritis of the fingers? Arthritis Rheum. 1998 May;41(5):949-50.